miércoles, 25 de agosto de 2010

La sombra de mis muchacos...



Verde como las paredes, alto como las ranas, mira que si los dioses no ven cuando me atrapas, consigue 20 flores y quédate a mis funerales, en esto de los mariachis, las bebidas son frugales.

Comprende lo que te dicen, machacame los ajos, pretende entenderme y podrás asimilarme, carteras de cocodrilo, muerden las catedrales, mienteme 3 veces así, somos iguales, cambiame de mano, vendeme tus sueños, así te hablo de amor, mientras me desgarran los genitales.

Carne en un barranco, fuego de mi corazón, prendiendo llaves al olvido, recordar, es necesario, vendiendo un par de brincos mi amigo me dijo hermano, y tu, pequeña bestia porque no atiendes a los generales.

Les brindo paz, les regalo mi angustia, el vacío me llena tanto como tus caricias, no existen, no existen, que tanto alego si no existen, tu mano sobre mi hombro se desliza hacia el aire, no me quieres no te gusto, soy de bilis; semen sagrado, enciendeme las velas y arrojame tu carne.

Como todos los horizontes, desaparezco en el diario, buscame en el metro, seguro me encuentras en peligro, cuanto no daria por encontrate, espiarte en el retrete mientras todo se disuelve, que hermosa espiral haces, cuando entre heces te deshaces, eres la fina cuerda que se pierde entre mis dedos, ¿a donde me llevas minovaca?, que no encuentro la salida, llevame a tus fauces y masticame hasta ventilarme.

Soy gas entre la gente, apesto y me propago, desmayo nauseabundo, tu recuerdo no me sigue, me disperso entre el olvido y harás bien en olvidarme.

Y entre todo, al final, he venido a quedarme en esta ciudad, no muero, no lo intento, pero... para que felicitarme, si tu indiferencia es peor que el odio, si pudiera ofrecer algo, te lo regalo, ¿como decirte, "bésame si puedes"?, cuando tu beso esquivo, parece evaporarse, el tiempo anda, en ejes verticales, donde la poesía, ignoro, puede tocarte.

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